Por REDACCIÓN PARES, en alianza informativa con EL UNICORNIO
El gobierno abrió un debate sobre las posibilidades que podría dar la hoja de coca fuera del narcotráfico. Así lo hizo saber Laura Sarabia en su intervención en el 68 periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes que se llevó a cabo en Suiza. Los ecos de su intervención llegaron al país. Para políticos de derecha como Federico Gutiérrez esto es un anatema que no quiere ni siquiera escuchar. Para el alcalde de Medellín la única posición que se debe asumir con la droga es la de combatirla. No hay término medio. La guerra de las drogas alcanzó toda su firmeza y crueldad en la década del ochenta por designio de Ronald Reagan desconociendo la historia. Cuando los españoles llegaron a América se encontraron con civilizaciones que habían construido ciudades más bellas. Muchas de esas historias se cocinaron bajo los efluvios de las plantas sagradas.
La hoja de coca es una de ellas. En Colombia empezó a plantarse desde hace siglos, pero fue durante los años 80, en pleno auge del narcotráfico, que Pablo Escobar la trajo desde Bolivia para procesarla. Y lo que propone la canciller Sarabia no es nuevo. Hace un año Felipe Tascón Recio, como director del programa nacional de cultivos dio una conferencia en Viena invitado por Naciones Unidas y le recordó a la humanidad que la cocaína es el último de los productos que se podría aprovechar de la hoja de coca. Que esta planta, por supuesto, tiene otras posibilidades así a Fico le parezca un atentado contra la moral. En ese discurso de Tascón, que fue la piedra angular del que dio la Canciller Sarabia este 10 de marzo, el funcionario afirma lo siguiente:
“La planta de coca está documentada como un recurso biótico de primera línea, fuente de vitaminas, minerales y proteínas; alimento, medicina benéfica, un universo de virtudes para la humanidad y de oportunidades de generación de empleo en su cultivo y procesamiento. Todo esto contenido en el posible desarrollo de los activos diferentes a la cocaína que, sin embargo, —en las últimas décadas, desde esta inquisición moderna— han sido estigmatizados y negados, y subyacen bajo la condena al principio activo 14”.
En ese discurso Tascón habla de los estudios de uno de los hombres que más ha estudiado las plantas sagradas, Wade Davis, quien, después de una larga estadía en Bolivia dictaminó que la coca, como planta, era inofensiva. Estos estudios son de 1974, cuando Richard Nixon, precursor de la guerra contra las drogas y se han venido ignorando a pesar que Davis era un reputado profesor de Harvard.
El tema de la hoja de coca no sólo se tocó en Suiza sino que fue uno de los temas de conversación del Gabinete de ministros televisado del pasado 10 de marzo. Incluso ya hay una parte de la población en el Cauca, sobre todo líderes sociales que comenzaron a trabajar con industrias extranjeras las bondades que puede traer la coca como planta. Es que esta se puede usar como energizante -una costumbre que llevan milenios usándolo los indígenas en forma de mambeo- como fertilizantes y bebidas. Lo que expuso la canciller en Europa no fue producto de unas ideas sueltas sino que se ha basado en estudios serios.
Vale la pena aclarar que, a pesar de estas alternativas que está dando el gobierno con la hoja de coca, viene de la mano de una arrinconada a los productores del narcotráfico. Desde que se posesionó como presidente, el 7 de agosto del 2022 se ha incautado más de 1.9 millones de kilogramos de clorhidrato de cocaína, más de 215 mil kilos de coca y se han destruido 454 laboratorios clandestinos.
@IvanGallo78