Al término de su XIII Congreso en la universidad La Salle de Bogotá, los representantes de la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe (AEALC) consideraron oportuno expresar sus preocupaciones, “atendiendo a la difícil situación que viven nuestros países de la región, en un contexto internacional caracterizado cada vez más por su complejidad”.
El comunicado de dicha asociación continúa en estos términos:
“El bajo crecimiento de la región, el estancamiento de su proceso industrializador, la muy pobre inversión en investigación y desarrollo, el inadecuado patrón de especialización que afecta su comercio, el deficiente resultado de los programas sociales, la pobreza estancada y la desigual distribución del ingreso que perpetúan a la región como la más desigual del mundo caracterizan un escenario inviable de desarrollo.
En este adverso contexto, el debilitamiento de la integración latinoamericana y caribeña constituye uno de los obstáculos más importantes para romper la trampa de la baja capacidad para crecer.
A todo ello se adiciona la agresividad que el segundo mandato del actual inquilino de la Casa Blanca, con políticas coercitivas de sanciones y aranceles, aplica a la región en un intento de sometimiento.
Ante esta realidad, los economistas latinoamericanos y caribeños están convocados a pensar en un modelo propio de desarrollo que tenga en cuenta nuestras características autóctonas y legitime nuestra identidad. Para ello requerimosꓽ
- Rediseñar nuestra estructura productiva, garantizando el desarrollo de aquellas áreas estratégicas que involucran capacidades científicas, tecnológicas y de innovación, urgentes para crear sinergias de cooperación triangular que exploten las capacidades existentes en la región.
- Elaborar una visión regional sobre la gestión soberana de nuestros recursos estratégicos que establezca los límites de la soberanía para la negociación con terceros.
- Dinamizar el comercio regional y exigir la revisión de los compromisos de apertura ya adquiridos.
- Promover discusiones y acciones sobre la reforma integral de la arquitectura financiera internacional con un enfoque más inclusivo.
- Repensar un nuevo abordaje de la integración latinoamericana y caribeña que partiendo de los desafíos y oportunidades permita hacer prevalecer lo que nos une por encima de diferencias ideológicas. Factor indispensable para enfrentar desafíos comunes.
- Promover una agenda ambiental propia para enfrentar el cambio climático.
Finalmente, declaramos que abogamos por un nuevo orden internacional justo, equitativo e inclusivo donde no existan hegemonías y las relaciones entre los estados se basen en el respeto a las instituciones elegidas por los pueblos, así como la preminencia del multilateralismo y la multipolaridad.
Exigimos la prohibición del uso y amenaza de la fuerza, el respeto a la libre determinación, soberanía e integridad territorial de los estados y la no injerencia en los asuntos internos, a la vez que demandamos la solución pacífica de las diferencias mediante el diálogo.
Condenamos la guerra económica brutal contra Cuba por parte de los Estados Unidos de Norteamérica, así como, los bloqueos y sanciones en Latinoamérica y el mundo contra países que han elegido su modelo de desarrollo. Exigimos el derecho a la autodeterminación e independencia de Puerto Rico.
Apoyamos al pueblo palestino, objeto de un genocidio inédito por parte de Israel.
Y nos comprometemos en la lucha por hacer de nuestra región una zona de paz.
Al concluir la Asamblea General y reconocer el esfuerzo y la hospitalidad de los organizadores de este congreso, hacemos un llamado a nuestros economistas a que seamos profundos y creativos, no permitamos que se estanque nuestro pensamiento, solo así podremos contribuir a transformar la insostenible realidad actual.