La derecha sigue perdiendo el viento a su favor y no se ha dado cuenta

Por FERNANDO MILLÁN*

La polarización y la ceguera en sus posiciones tiene hoy a un amplio sector de la derecha nacional en un camino sin salida, que le puede costar caro para sus próximas aspiraciones electorales. El centro de todo es que están apoyando a líderes políticos foráneos que atacan el corazón de muchos de sus seguidores aquí. Y están asumiendo posiciones peligrosas para lo que pretenden.

Empecemos por la presencia desafortunada de Álvaro Uribe, “el papá de los pollitos”, en Cúcuta después de la posesión de Nicolás Maduro pidiendo la intervención militar internacional contra Venezuela. Primero, se equivocó de escenario. Estuvo en la principal capital fronteriza, que ha padecido el forcejeo político de los expresidentes Juan Manuel Santos e Iván Duque con Nicolás Maduro, que cerraron la frontera y rompieron relaciones con el vecino, afectando seriamente a las comunidades fronterizas.

Son más de 13 millones de personas que de la noche a la mañana, a lo largo de la línea limítrofe, vieron cómo se derrumbaba un intercambio comercial dinámico de décadas y se ponía contra las cuerdas una relación histórica, social, cultural y económica que tiene de por medio un vínculo imborrable de familias binacionales. Además de las pocas personas que acompañaron al expresidente en su mitin político, quedó clarísimo que nadie quiere que se repita la historia de siete años de bloqueo de las relaciones bilaterales. A Uribe le salió el tiro por la culata.

Por otro lado, María Fernanda Cabal, Vicky Dávila y Miguel Uribe, por mencionar a algunos, se metieron de cabeza a apoyar a Donald Trump y a Javier Milei, sin medir las consecuencias del mensaje que internamente les están dando a sus potenciales electores. Prefieren una desenfrenada carrera contra el presidente Gustavo Petro por encima de las implicaciones de sus posturas.

Argentina bajo la Presidencia de Milei vive una crisis social profunda, con un crecimiento alto en el desempleo y la pobreza en todas sus dimensiones. Cumplió lo prometido en las elecciones de recortar el gasto del Estado a costillas de la inversión social y de velar por los más desprotegidos de la sociedad. Un editorial reciente de The Guardian, de Londres, señaló que «las políticas de Milei han causado un gran sufrimiento y pocos beneficios visibles» a la población. Eso no se puede tapar con nada.

Y Milei es el modelo que quieren seguir quienes desde la derecha quieren ser presidenciables en el 2026. Por ahí no es.

Pero más grave es el apoyo a Donald Trump sin el mínimo asomo de crítica. Ya habían metido las patas en la primera ocasión cuando fue Presidente de Estados Unidos, cuando Iván Duque, Francisco Santos -un gris embajador de Colombia en Washington- y los herederos políticos de Álvaro Uribe apoyaron sin el menor sentido de responsabilidad la candidatura de Trump, rompiendo la tradición de imparcialidad sobre las decisiones en las democracias ajenas.

Después de la salida tardía del Santos embajador, le tocó a Juan Carlos Pinzón tratar de medio recomponer unas relaciones seriamente lesionadas y con los demócratas ya instalados con Joe Biden en la Casa Blanca. En su momento, Pinzón manifestó en una conversación privada, haciendo el símil de un viaje en avión, que Colombia siempre estuvo en las primeras sillas del avión, pero que lo que encontró, después del desastre de Santos y la imprudente postura del gobierno Duque, fue que estaba en las últimas filas.  

El gobierno de Gustavo Petro, con la gestión del entonces embajador Luis Gilberto Murillo, le dio un timonazo a las relaciones y pasaron a ser respetuosas pero francas.

Ahora, el apoyo miope a Trump y sus políticas seguramente le pasará al uribismo y a la derecha toda una factura muy costosa. Primero, con Trump en el poder y el apoyo sin límites de los billonarios de Estados Unidos, se hará todo lo posible para beneficiar a los privilegiados y darles el golpe de gracia a los más desprotegidos de la sociedad de ese país. ¿Quiénes son? Fundamentalmente los migrantes. Y ahí se cuentan los 3 o más millones de colombianos, muchos de los cuales llegaron a ese país en busca de mejores condiciones de vida. Pues bien, esos colombianos y colombianas envían al año 10 mil millones de dólares en remeses a sus familias para que tengan una vida mejor.

Trump anunció en campaña y ahora en la posesión y horas después que va con todo contra los migrantes, a quienes ha calificado de delincuentes. Desconoce el papel de los migrantes en un país de migrantes. Está castigando la diversidad y promete expulsiones masivas. Y los uribistas y el resto de la derecha aplauden.

También anunció que ese país está compuesto solo de hombres y mujeres, desconociendo la diversidad de género. Y los uribistas y el resto de la derecha aplauden.

Trump también anunció en su gobierno de posesión que va por la recuperación del canal de Panamá, ganado a pulso por los vecinos-hermanos panameños después de una inmensa batalla de décadas para no tener el invasor adentro. Y los uribistas y el resto de la derecha aplauden.

Todo eso, más el saludo hitleriano del neonazi Elon Musk durante un evento de celebración después de la posesión de Trump, no es otra cosa que el advenimiento del fascismo, disfrazado de libertad, pero para acabar con los derechos de la gente.

Si la derecha colombiana fuera inteligente políticamente, se pone del lado de lo que le interesa a Colombia. Si fuera inteligentes políticamente, sería aliada de Trump, pero sin perder el sentido nacional. Dejarían de ser lambones del imperio.

Trump anunció la parálisis de la ayuda que presta al sur del continente, que tiene serios efectos sobre lo que implica la cooperación internacional para las comunidades históricamente abandonadas. Las mismas comunidades que han sido mal gobernadas por la derecha colombiana por décadas. Tal vez por eso no han sido inteligentes políticamente, porque esas poblaciones solo les interesa para los momentos electorales.

Y finalmente, no se sabe qué pasará en la relación de Estados Unidos con Venezuela. Está claro que el poder económico no está dispuesto a bloqueos si sus intereses se ven afectados. Y los petroleros gringos, que mayoritariamente apoyan a Trump, les importa un chorizo la democracia. Prefieren defender sus intereses y hoy se benefician del petróleo venezolano y no quieren que los chinos les arrebaten ese negocio. Si eso ocurre, el uribismo y otros sectores de la derecha se quedarán sin el discurso de sacar a Maduro del poder a como dé lugar. 

A Miguel Uribe, a María Fernanda Cabal, a Vicky Dávila, a Vargas Lleras, a Paloma Valencia, a Andrés Pastrana, a Ávaro Uribe y a los periodistas empleados de los medios de comunicación de los grupos económicos se les está pasando el tiempo con una torpeza política creyendo que el rival es Petro, cuando en realidad lo tienen entre sus seguidores: el pueblo que se mamó de tragar entero.

La derecha sigue perdiendo el viento a su favor y no se ha dado cuenta. 

@fernandomillan

* Periodista, escritor, guionista. Creador del diario ADN. ‘Con ojos de mujer. Relatos en medio de la guerra’ (autor). ‘Estamos mamados de la guerra’ (coautor).

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