«La ingratitud con Jorge Rojas muestra un liderazgo sin coherencia»: María José Gómez

Soy fiel a mis convicciones y a lo que pienso, así que decidí escribir esto:

Conocí a Jorge Rojas como un soldado incansable del progresismo, un fiel escudero de Gustavo Petro, a quien siempre mostró como un líder con visión y compromiso, alguien que representaba la esperanza de transformación para los más vulnerables. Jorge no solo creía en ese proyecto, sino que nos hizo creer a todos. Lo vi hacer campaña con las uñas, en territorios olvidados donde nadie más se atrevía a entrar, recorriendo calles de tierra, tocando puertas, hablando con la gente cara a cara. Su convicción inquebrantable reflejaba las palabras de Salvador Allende: “La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.

Jorge lo tenía claro: el cambio no vendría desde arriba, sino desde la organización popular, desde el esfuerzo de aquellos que nunca se han rendido. Lo vi caminar de sol a sol por este sueño colectivo, aguantar el cansancio, la decepción y la incertidumbre sin jamás claudicar. Lo vi llorar cuando se perdió, pero jamás dudar de que el futuro seguía en nuestras manos. Porque entendía que la lucha por la justicia no es cuestión de un día, ni de un cargo, ni de una elección, sino de toda una vida. Como escribió José Saramago: “Las derrotas tienen algo positivo, nunca son definitivas. En cambio, las victorias sí lo son”. Y Jorge nunca asumió la derrota como el fin del camino, sino como un paso más en la construcción de algo más grande.

Por eso, me decepcionó profundamente leer las palabras con las que el presidente @petrogustavo se refirió a él. (Ver trino). Me cuesta entender cómo alguien que ha hablado de dignidad y de bienestar para el pueblo puede atacar de esa manera a uno de los suyos, a uno de los pocos que aún le son leales y lo defienden en medio del caos actual. La ingratitud con los propios solo evidencia un liderazgo que se aleja de la esencia misma de la política: la coherencia.

El desorden que vimos en televisión no es culpa de alguien que lleva una semana en un cargo, sino el resultado de decisiones erráticas, poco compromiso de funcionarios que llevan mucho tiempo en sus cargos y de una falta de rumbo que cada día se hace más evidente.

Hoy todos estamos pagando las consecuencias de un liderazgo que en lugar de asumir responsabilidades, busca culpables y descalifica a quienes han dado todo por este movimiento. Es cierto, que lo amamos señor presidente, pero no ciegamente. La política no es solo un juego de poder, ni una serie de discursos sin consecuencias. Como dijo George Orwell: “El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen verdaderas y el asesinato respetable”. Y en este momento, no hay nada más peligroso que un discurso que intenta ocultar la realidad, que evade las crisis y traiciona a quienes hicieron posible la llegada al poder. Hoy, el país no necesita más división, más ataques, ni más fracturas dentro de un proyecto que, en teoría, prometía ser diferente. Mario Benedetti escribió: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas”. Y eso es lo que muchos sentimos ahora: nos prometieron justicia social, pero nos entregan excusas; nos prometieron una nueva forma de hacer política, pero vemos las mismas viejas prácticas.

La historia se encargará de poner a cada uno en su lugar. Si algo es seguro, es que Jorge quedará en la memoria de quienes nunca abandonamos la lucha. Como escribió Ernesto Sábato: “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”. Jorge ha aprendido lo más terrible de la política: la traición, la ingratitud, la soledad de quien lucha con honestidad. Pero también ha demostrado que su lucha es hermosa, porque es genuina, porque no depende de favores ni de cargos, sino de la certeza de que lo justo siempre vale la pena.

@MajoDoriaT  

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