Manos a la obra, general Sánchez

Por HORACIO DUQUE *

Con motivo del nombramiento -a mi modo de ver acertado- del brigadier general Pedro Arnulfo Sánchez, de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC), como ministro de la Defensa Nacional, de inmediato la ultraderecha uribista de todos los pelambres armó tremendo escándalo en la red mediática corporativa afín a esa facción política.

Es un acierto, sí porque puede contribuir a resolver los problemas que presentan en la actualidad las Fuerzas Armadas del Estado colombiano.

Los voceros de la extrema derecha han formulado una serie de falacias y sofismas para descalificar la trascendental decisión del presidente Petro.

Veamos esas elucubraciones.

La primera sugiere que lo que se pretende con tal nombramiento es debilitar o diezmar las Fuerzas Militares, como si esta institución no estuviese afectada en su capacidad y legitimidad por la instrumentalización que de la misma hizo Álvaro Uribe, su ministra Martha Lucia Ramírez e Iván Duque, involucrándolas en los más de 10 mil “falsos positivos” que cegaron la vida de millares de jóvenes campesinos; en la ejecución de cientos de masacres de indígenas, campesinos y afros; en la violación sistemática de los derechos humanos; y en la conformación de las bandas paramilitares organizadas desde las brigadas y batallones militares a lo largo de las últimas décadas.

Hechos todos que tienen hoy a decenas de generales y oficiales respondiendo por sus crímenes ante la Justicia Especial de Paz (JEP) y asumiendo las responsabilidades correspondientes, mientras los capos del uribismo se hacen los locos frente a su responsabilidad en tales atrocidades.

Los que promovieron esa vagabundería vienen ahora hipócritamente a rasgarse las vestiduras para no asumir ante la sociedad la responsabilidad que les cabe en el desastre de una institución que debió ser garante de los derechos democráticos y ciudadanos.

Decir que las FM se derrumbarán porque con la llegada de Pedro Sánchez debe salir o calificar servicios un grupo de generales y oficiales ligados al generalato uribista y neofascista encabezados por el general (r) Zapateiro, es de una pobreza mental y de un cinismo político que raya en la ridiculez.

Por el contrario, el ascenso de un joven oficial, desligado de las manías y reflejos contrainsurgentes o anticomunistas, es un giro saludable que puede colocar a los militares en una senda de paz.

La segunda elucubración plantea que con Sánchez a la cabeza del ministerio de Defensa las tropas se están “politizando” por el lado izquierdista. Otra “pendejada” más de estos gorilas que pretenden esconder que ha sido precisamente la ultraderecha la que ha intoxicado con las plataformas ideológicas del anticomunismo y la contrainsurgencia a los cuarteles y a miles de soldados, que, enceguecidos con esas monsergas, incurrieron en cualquier cantidad de actos demenciales y sanguinarios contra la población más humilde, fomentando una guerra fratricida que se ha llevado por delante la vida de millones de personas y desplazado a casi 10 millones de campesinos.

Lo cierto es que Pedro Sánchez como nuevo ministro de la Defensa tiene grandes retos por delante, como la grave situación de violencia e inseguridad que golpea distintas regiones del país y sus periferias en el Catatumbo, Cúcuta, Arauca, Nariño, El Plateado, Putumayo, Choco, Guaviare, Caquetá y Antioquia.

Hay que recuperar el concurso de los militares en el restablecimiento de la lucha por la Paz total con las Mesas de diálogo y negociación con el Eln, con la Segunda Marquetalia, con el EMC de Calarcá Córdoba, con la Coordinadora Nacional del Ejército Bolivariano (EMC).

Pedro Sánchez desempeñará un papel clave en el actual gobierno, como encargado de la estrategia militar, si avanza en una reorganización radical de las Fuerzas Armadas para dejar atrás las doctrinas contrainsurgentes y anticomunistas, en un momento en que quien fue su referente y patrocinador global está desentendiéndose de aquellas guerras que le implican cuantiosos aportes financieros para concentrarse en dar prioridad al brillo de su “American First”, tal como lo estamos observando con la situación del señor Zelenski de Ucrania, dejado en la orfandad total por Trump y el Pentágono, pues lo consideran un infeliz dictador que montó allí una cleptocracia permanente.

La suspensión de USAID y sus cuantiosos aportes a la policía y a la guerra de los narcóticos está indicando por dÓnde corren las aguas hoy.

Manos a la obra, general Sánchez.

@HoracioDuque8

* Horacio Duque es historiador y analista político.

Sobre el autor o autora

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