Ancízar Casanova es un estratega bogotano de marketing político, dueño de la agencia Lapistudio. Sus principales clientes son políticos que se lanzan a gobernaciones o alcaldías, a quienes asesora mediante el diseño de campañas o estrategias que les ayuden a ganar. En esta entrevista con El Unicornio, afirma que la consulta popular propuesta por el presidente Gustavo Petro es una herramienta que va a ser utilizada para refrendar su poder electoral.
¿Cómo cree que le va a ir a la consulta popular y qué recomendación le haría al presidente Petro para que consiga los votos necesarios?
No creo que la consulta popular vaya a alcanzar la votación necesaria para que sea aprobada. Eso lo tienen claro tanto el Gobierno como la oposición.
¿Lo dice con base en experiencias anteriores que ha habido, como la consulta anticorrupción o el plebiscito de 2016?
Exactamente.
Un editorial de El Espectador reciente dice que “la consulta popular del presidente Petro es un eufemismo del Gobierno para intervenir en política con miras a 2026”. ¿Usted qué opina?
Absolutamente de acuerdo. Es una herramienta que va a ser utilizada para refrendar el poder electoral de un gobierno que tiene polarizado completamente el país. En un principio se vio interesado en cohesionarlo, pero eso se fue desbaratando. A corto y mediano plazo, va a ser una enorme trinchera electoral y política para lo que viene.
¿Pero eso es bueno o malo para el gobierno?
Para el Gobierno de Gustavo Petro, muy bueno. Es una gran oportunidad.
Ese mismo editorial habla de “unos congresistas que se atrincheraron en la oposición irracional a todo lo que venga de la Casa de Nariño”. ¿Cómo la ve?
También es cierto. Ya hay posiciones fijas, inamovibles. Usted es petrista o es antipetrista. De hecho, eso va a determinar el tema electoral.
Hablando de los que se atrincheraron en la oposición irracional, ¿no será que los ocho senadores de la Comisión Séptima que hundieron la reforma laboral le dieron un papayazo a Petro para la consulta popular?
Sí, pero es que el hundimiento de la reforma laboral no fue una sorpresa. Eso estaba completamente medido, calculado.
¿Por el mismo gobierno?
Por supuesto. A este país le falta mucha cultura democrática. Cada parte descalifica el 100% de las propuestas de la contraparte. Consideran que hay que rechazarlas, cercenarlas, impedir que prosperen. Es una posición maligna y dañina, desde la izquierda y desde la derecha. Esas posiciones radicales le siguen haciendo daño a Colombia.
¿El presidente Petro está imponiendo a diario la agenda política desde su cuenta de X?
Sí, coincido con eso. Y creo que es insano para el país. No debería ser así.
Pero ¿para Petro es bueno o malo?
Después de que ha pasado la mitad de su gobierno, el presidente ha aprendido. Prueba de ello es cuando en un Consejo de ministros televisado dijo que esto es como un sancocho y que hay que meterle de todo un poco para lograr resultados. Es decir, el fin justifica los medios. Indiscutiblemente, está aprendiendo a gobernar. Recuerdo una frase de Lucho Garzón a los cien días de ser alcalde de Bogotá. Dijo “nosotros en la izquierda toda la vida nos preparamos para joder, no para gobernar. Y gobernar es otra cosa”.
¿Eso de que el fin justifica los medios tiene que ver, por ejemplo, con la presencia de Armando Benedetti en el ministerio de Interior?
Así es. Con cada día, cada día que pasa, el presidente Petro se va a afianzar más con los que él cree que son de su confianza. Se va a sectorizar y radicalizar mucho más.
¿Habrá alguna ocasión en que una consulta popular o un referéndum con intenciones positivas para la población sea aprobada? Fíjese lo del plebiscito de 2016, la consulta anticorrupción de 2018, ambas fallidas.
Sí, yo creo que va a llegar algún momento en que pase, pero con esta consulta tampoco va a ser.
¿Por qué?
Por el origen, por cómo nace la propuesta. Mientras sea partidista, está condenada a no pasar. Pero los que la proponen la tienen clara, la están instrumentalizando para lograr unos resultados. Es sencillo de entender: la gente tasa al gobierno de Gustavo Petro con tres millones y medio de votos. En mi criterio personal, él está por el orden de los cinco millones. Con todo el Establecimiento trabajando duro en contra, esa cifra puede aumentar. Imagínese usted donde la consulta logre entre siete y nueve millones de votos por el SÍ. Considere no más el efecto que va a tener en las presidenciales.
O sea, ¿cree que la oposición acérrima del Congreso a la reforma laboral ha terminado obrando a favor de Petro?
La reforma laboral tiene cosas muy valiosas. Lo bueno ha sido el mejorar las condiciones del salario mínimo en Colombia, que, sigue sin ser lo ideal, ha sido positivo. Pero creo que al Gobierno le falta dejar de ser tan sectario.
En medio de la campaña por la consulta popular, ¿usted le recomendaría al presidente que aumente su producción diaria de trinos en su X… o más bien que la modere?
Petro lo va a seguir haciendo, es algo inmodificable. Todo depende del estado de ánimo en que se levante. Pero eso no tiene nada que ver. Lo que sí veo es que ha habido un ajuste en las comunicaciones. Lo he visto el efecto en los últimos treinta días. Hay una agenda nueva en ese terreno, la están manejando para equiparar la información a nivel nacional.
Siendo así, ¿considera viable que el gobierno emprenda con los medios que tiene a su alcance una ‘agresiva’ campaña publicitaria para convencer al mayor número posible de votantes de la conveniencia de una reforma laboral más justa?
Le repito, lo están haciendo. Creo que Hollman Morris está trabajando en eso. No sé qué tanto tenga que ver Armando Benedetti con esta nueva dinámica, pero uno intuye que sí. Cada bando va a pelear con todas las fuerzas y las herramientas que tiene a su alcance, de tal manera que la información se va a convertir más en desinformación, y el elector tendrá la responsabilidad de investigar un poco más, de ir más a fondo. Si usted le pregunta a la gente si leyó la propuesta de la reforma laboral, descubre que la gente no lee. Y en eso ha fallado el gobierno, que tiene el propósito de sacarla adelante. Esa ventaja la ha aprovechado la contraparte, porque no le interesa la reforma laboral.
En el escenario preelectoral hay dos mujeres que se han hecho sentir. En la derecha Vicky Dávila, en el centro Claudia López. Y da la impresión de que en la izquierda las encuestas invisibilizan a Carolina Corcho, mientras crecen a Gustavo Bolívar. ¿No será que hay una intención de ocultar a Carolina, ahora que la tendencia continental apunta a poner a una mujer en la presidencia, como ocurrió en un país tan machista como México con Claudia Sheinbaum?
Hace más de un año he venido diciendo que la próxima presidencia se va a definir entre mujeres. Hoy ratifico ese concepto. Si una mujer quiere ser presidente, tiene que parecer que lo puede ser. Más allá de que haya una estrategia detrás de eso.
¿Una estrategia de las encuestadoras, quiere decir?
Una encuesta puede ser la maniobra de una agenda que estén manejando, por supuesto. Pero el o la que quiera ser, tiene que parecer. Es también responsabilidad de cada uno (o una) encontrar los medios para proponer sus tesis, y que su marca personal se vuelva una opción.
Sorprende ver a Gustavo Bolívar en el pináculo de las preferencias, ya no sólo dentro del Pacto Histórico, sino en lo nacional. ¿No se podría pensar las encuestadoras están haciendo un juego raro?
En primera instancia el sentido común, que es el menos común de los sentidos, le dice a uno que es raro que un hombre que quedó de tercero en la búsqueda de la alcaldía de Bogotá hoy pueda ser opción presidencial. Ahora bien, son circunstancias distintas. Habría que analizar de fondo, todo es posible. Hay sin duda agendas muy poderosas que trabajan en torno a la fabricación de un resultado. Pero más allá de eso, lo importante es que el elector empiece a dejar de ver todo en blanco o negro, que empiece a investigar un poco más, a ir más allá. Es la única herramienta que tenemos para elegir lo mejor posible.
¿Cuál sería entonces la mejor solución?
Todos los candidatos se la pasan proponiendo las mejores soluciones hasta que los eligen. Recordemos a Duque cuando dijo “más empleo y menos impuestos”, pero su gobierno fue completamente lo contrario. El presidente Petro prometió una agenda específica en temas de educación, y hasta hoy la ha incumplido. Hay cosas que al ciudadano común le indignan. Tenían todas las soluciones antes, y cuando ya fueron presidentes no tienen sino pretextos para no desarrollarlo. Ojalá que la gente entienda que debe dejar a un lado las emociones y pensar más en quién tiene la capacidad de resolver los problemas de fondo. Lo digo sin apasionamientos.
¿En el tema de la economía, cómo cree que le ha ido a este gobierno?
Mucha gente decía que nos íbamos a convertir en Venezuela o en algo peor. Eso hace parte de la publicidad negativa. Evidentemente no ha sido así, Colombia tiene unas instituciones fuertes. Más allá de la ideología que tenga Petro, fue elegido bajo la democracia, respetando las instituciones. Y ha jugado siempre dentro de ese proceso. Fue congresista, hizo un papel institucional. Lo que pasa es que en este país si usted dice algo bueno de Petro, entonces es un petrista furibundo. Y lo odian los antipetristas. Y si dice que algo le parece malo, entonces lo odian los petristas, porque significa que usted es uribista. Y resulta que el mundo no se concibe en blanco o negro. Fíjese que yo no soy petrista, menos uribista. ¿Me explico?
Se explica. ¿Algo más para rematar esta entrevista que juzgue importante?
Considero que en términos de estrategia política, la contraparte no vio venir la enorme oportunidad que le dieron a Petro para imponer una agenda política con la consulta popular. Así, se vuelve a barajar el juego por completo.